La guerra en Irak de 2003 se basó en la falsa premisa de armas de destrucción masiva, dejando un legado de trauma para veteranos y civiles que persiste hasta hoy.

DAVID RAUDALES
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La guerra en Irak de 2003 se basó en la falsa premisa de armas de destrucción masiva, dejando un legado de trauma para veteranos y civiles que persiste hasta hoy. Este documental de DW recopila testimonios crudos de soldados iraquíes y estadounidenses, revelando el costo humano de una invasión ilegal y sus repercusiones globales, como la polarización vista en la guerra de Ucrania. A continuación, se presenta una versión escrita en formato de blog, reescrita de manera original y narrativa a partir de la transcripción proporcionada.

Testimonios desde el Frente

Un soldado iraquí anónimo, conocido como "Faris", recuerda el avance de tropas estadounidenses hacia el palacio presidencial en Bagdad en marzo de 2003, con lágrimas de agotamiento al ver su país perdido. La paramédica Amber Asbury, desplegada en Bagdad de 2005 a 2006, defiende la caída de Saddam Hussein pero critica la falta de un plan post-invasión, que prolongó el caos y generó resentimiento. El francotirador Garett Reppenhagen lamenta haber matado inocentes entre combatientes, sufriendo estrés postraumático que afecta a muchos veteranos con ansiedad, depresión y suicidios.

La Mentira que Inició Todo

La invasión, justificada como "Operación Libertad Iraquí" tras el 11-S, se vendió como guerra preventiva contra un supuesto arsenal prohibido, una falsedad admitida años después por figuras como Colin Powell. Civiles iraquíes vivieron bombardeos intensos, con tiendas cerradas y misiles impactando cerca durante comidas familiares, fomentando un miedo constante a la muerte inevitable. La ocupación derivó en insurgencia, con milicias como Al-Qaeda en Irak emergiendo de un vacío de poder, sembrando las semillas del Estado Islámico.

Secuelas Duraderas

Veteranos como Reppenhagen describen el horror de disparar a siluetas distantes, confundiendo mecánicos con amenazas, mientras abusos en Abu Ghraib erosionaron cualquier confianza. La desestabilización regional impulsó crisis de refugiados, contaminación por uranio empobrecido y más de 4.5 millones de muertes indirectas, mayoritariamente mujeres y niños, sin reparaciones de EE.UU.. Esta hipocresía, según observadores como el pacifista Andrew Murray, polarizó el mundo, explicando abstenciones del Sur Global ante la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Voces de Arrepentimiento

Hoy, veteranos sueñan con disculparse ante iraquíes, evocando olores a naranjas entre ruinas, mientras exsoldados locales añoran la estabilidad pre-2003 pese a la dictadura. El mensaje final resuena: estabilidad requiere seguridad, no intervenciones externas. Este relato subraya cómo las guerras basadas en mentiras destruyen vidas y normas internacionales para siempre.