La sombra persistente: décadas de vínculos rusos con Donald Trump

DAVID RAUDALES
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La sombra persistente: décadas de vínculos rusos con Donald Trump El mundo observa con atención el desarrollo de la política global. Una compleja historia vincula al expresidente estadounidense Donald Trump con Rusia, una conexión que se remonta a décadas atrás. Esta historia incluye espionaje, manipulación y preguntas sobre el alcance de la influencia rusa. Desde los últimos años de la Guerra Fría hasta las recientes campañas presidenciales, esta relación ha generado investigaciones y debates. La posibilidad de que Rusia posea información perjudicial sobre un presidente estadounidense es grave. Algunos expertos creen que Rusia tiene un extenso archivo sobre Donald Trump. Se preguntan si esta información podría utilizarse para presionarlo o chantajearlo, debilitando potencialmente su apoyo en Estados Unidos. Esta preocupación se hizo especialmente evidente cuando Trump cuestionó el apoyo a Ucrania y la OTAN durante su campaña de 2024. Muchos se preguntaron por qué haría tales declaraciones y quién influyó en ellas. Los servicios de inteligencia continúan buscando respuestas. Primeras conexiones: La Guerra Fría y los objetivos de la KGB La historia de Trump y el Kremlin comenzó a finales de la década de 1980, durante los últimos años de la Guerra Fría. En aquel entonces, Donald Trump era un promotor inmobiliario en ascenso. Mientras tanto, Vladimir Putin trabajaba como agente de la KGB, la principal agencia de seguridad de la Unión Soviética. Ya entonces, los servicios secretos soviéticos vigilaban a Trump. El general de la KGB Oleg Kalugin, figura clave del espionaje soviético a mediados de la década de 1980, supervisó operaciones globales. En una ocasión declaró tener cientos de agentes bajo su mando, incluido Putin. Kalugin afirmó que la KGB vigilaba a Trump y «sabía cosas» sobre él. El principal objetivo de la KGB en aquel entonces era Estados Unidos. Operaciones encubiertas en Estados Unidos Jack Barsky, nacido Albrecht Ditich en Alemania, se convirtió en agente encubierto de la KGB en Estados Unidos. La KGB lo entrenó en Moscú para el espionaje de política exterior. Utilizaron el certificado de nacimiento de un niño estadounidense fallecido para crearle una nueva identidad. La misión de Barsky era integrarse completamente en la sociedad estadounidense. Estudió y luego trabajó como programador, todo ello sin llamar la atención. La KGB tenía una nueva estrategia. Su objetivo era reclutar estadounidenses, no solo simpatizantes de izquierda. La misión específica de Barsky era acercarse a personas importantes y expertos en política exterior. También se le ordenó crear una empresa, con una inversión de la KGB de alrededor de 10 millones de dólares. Querían que sus agentes ganaran prestigio y recursos, incluso aprendiendo a jugar al golf y uniéndose a clubes sociales para conocer a personas influyentes. ¿Por qué Trump llamó la atención de la KGB? Para la KGB, los empresarios adinerados eran objetivos interesantes. Ofrecían acceso a tecnología y contactos importantes. Cuando Barsky trabajaba para la KGB, buscaban personas que fueran: Arrogante Egoísta Ambicioso Vano Donald Trump, con su creciente imperio inmobiliario y su imagen pública, encajaba con estas características. Sus casinos y negocios atravesaban dificultades financieras. Necesitaba nuevos inversores. Al mismo tiempo, los oligarcas rusos, anticipándose al colapso soviético, querían invertir dinero fuera de Rusia. La necesidad de fondos de Trump creó una oportunidad. A principios de la década de 1990, Trump vendió propiedades a personas vinculadas a la mafia rusa, entre ellas Semion Mogilevich, un temido jefe criminal. La KGB sabía que Trump operaba al margen de la ley, lo que lo hacía vulnerable. El fiscal Kenneth McAlon, experto en crimen organizado, rastreó posteriormente fondos relacionados con Mogilevich, uno de los primeros inversores en la Torre Trump. Primer intento de influencia: Planes hoteleros en Moscú En 1986, los soviéticos dieron su primer paso conocido para acercarse a Trump. Este se reunió con el embajador soviético Yuri Dubinin y su hija Natalia en Nueva York. Poco después, Dubinin le escribió a Trump con «buenas noticias de Moscú»: Intourist, una agencia de viajes estatal, quería construir un hotel con Trump en Moscú. Se sabía que Intourist estaba bajo el control del KGB. En 1987, Trump viajó a Moscú con su entonces esposa Ivana. Era invitado de Intourist. El objetivo era construir una Torre Trump en Moscú, y los soviéticos se ofrecieron a proporcionar terrenos. Este primer paso tuvo éxito. Durante su visita a Moscú, es probable que Trump estuviera bajo estrecha vigilancia. La KGB utilizaba cámaras y micrófonos por todas partes, especialmente para los visitantes extranjeros procedentes de Estados Unidos y países de la OTAN. Lo documentaban todo. Si alguien llegaba al poder años después, esos archivos podrían utilizarse. Tras regresar de Rusia, Trump mostró repentinamente interés por la política exterior. Adoptó una postura inesperada, criticando a la OTAN, pilar de la defensa occidental, ya en 1987. Si bien la KGB no «controlaba» a Trump, «sabía cosas» sobre él, según exagentes. La Torre Trump en Moscú, sin embargo, nunca se construyó. Cuatro años después, la Unión Soviética se derrumbó, poniendo fin a la Guerra Fría para Estados Unidos. Muchos espías de la KGB fueron arrestados, entre ellos Jack Barsky, quien posteriormente colaboró ​​con el FBI y se nacionalizó estadounidense. El ascenso de Putin y sus renovadas ambiciones Tras la caída de la Unión Soviética, la KGB se disolvió. Sus divisiones conformaron el nuevo Servicio Federal de Seguridad (FSB). En 1998, Vladímir Putin asumió la dirección del FSB. Pronto ascendió al poder, convirtiéndose en presidente de Rusia en el año 2000. Putin aspiraba a restaurar la grandeza pasada de Rusia, lo que incluía planes para anexionarse Ucrania. Tras la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, Estados Unidos impuso sanciones a Rusia. Putin intentó entonces debilitar el apoyo estadounidense a Ucrania. Las elecciones de 2016 y la injerencia rusa En 2016, Donald Trump, un empresario sin experiencia política, se convirtió en un candidato presidencial republicano inesperado. Siete meses antes de las elecciones, las encuestas lo situaban por detrás de Hillary Clinton. Para el Kremlin, Clinton representaba un problema porque apoyaba firmemente a Ucrania. En mayo de 2016, cinco meses antes de las elecciones, el FBI descubrió un grave ciberataque. Unos hackers robaron correos electrónicos y documentos de los servidores de la campaña de Hillary Clinton. También se supo que Moscú se había puesto en contacto con el equipo de Trump. George Papadopoulos, asesor de la campaña de Trump, recibió información perjudicial sobre Clinton y propuestas para compartirla. El director de la CIA, John Brennan, advirtió a Trump sobre la injerencia rusa en su campaña. Brennan se reunió con Trump y otros en la Torre Trump. Trump escuchó, pero se mostró escéptico. Intentó desviar la culpa, sugiriendo que China podría ser la responsable. El FBI inició una investigación para determinar si el equipo de Trump colaboró ​​con Rusia. Les sorprendió el nivel de contacto entre funcionarios rusos y la campaña de Trump. Era algo inédito. Figuras clave bajo escrutinio La investigación del FBI se centró en cinco personas del círculo de Trump por posibles tratos ilegales con Rusia: Carter Page George Papadopoulos Roger Stone Michael Flynn Pablo Manafort Según informes, Manafort, jefe de campaña de Trump, blanqueó dinero para un oligarca ruso. El fiscal Kenneth McAlon ayudó a rastrear estos fondos. Uno de sus socios ocultos fue Semion Mogilevich, jefe de la mafia rusa. Mogilevich fue uno de los primeros inversores en la Torre Trump y tenía vínculos con Putin. Esta pista condujo a Felix Sater, un socio de Trump. El padre de Sater era una figura clave en la red de Mogilevich. Sater trabajaba en la Torre Trump, solo dos pisos debajo de la oficina de Trump. Se cree que Trump conocía los antecedentes penales de Sater. Sater propuso construir una Torre Trump en Moscú, con la aprobación de Putin. Trump estaba muy entusiasmado. Era un sueño que había tenido durante mucho tiempo. Durante su campaña, Trump intentó en secreto convencer a Putin de que cerrara este trato, que le habría reportado millones. Por eso muchos creían que Trump evitaba criticar a Putin. El papel de WikiLeaks Un mes antes de las elecciones de 2016, se filtró un video que provocó un escándalo para Trump. El principal recaudador de fondos de su campaña pensó que todo estaba perdido. Pero entonces, WikiLeaks publicó nuevos correos electrónicos, lo que volvió a centrar la atención en Hillary Clinton. Le siguieron más correos electrónicos, que asestaron un golpe fatal a la campaña de Clinton. Trump se convirtió en presidente. Muchos se preguntaban por qué Rusia interfería tan abiertamente. Algunos creían que Rusia quería demostrarle a Trump que podía ayudarlo. Si ganaba, entonces podrían pedir algo a cambio. La presidencia de Trump y Rusia: Un camino complejo Tras asumir la presidencia, Trump pareció distanciarse de sus asesores con claros vínculos con Rusia. Contrató a asesores republicanos experimentados como John Bolton, antiguo asesor de Ronald Reagan. Las acusaciones de injerencia rusa lo volvieron muy paranoico. Le desagradaba la idea de haber ganado gracias a Rusia. En su primer encuentro con Putin, Trump se mostró tenso. No pudo hacer concesiones públicas a Rusia. Declaró que la anexión rusa de Crimea era ilegal, coincidiendo con la postura oficial de Estados Unidos. Contrariamente a sus promesas de campaña, Trump no levantó las sanciones contra Rusia; incluso las reforzó. También aprobó el envío de misiles antitanque a Ucrania. Las investigaciones sobre la injerencia rusa aumentaron la presión sobre él. Al menos 16 personas cercanas a Trump tenían, según se informa, vínculos con Rusia. El fiscal especial Robert Mueller no halló pruebas de una conspiración entre Trump y el gobierno ruso. Sin embargo, las sospechas persistieron. La cumbre de Helsinki y las acusaciones contra Ucrania En la cumbre de Helsinki, Putin solicitó hablar a solas con Trump. Se desconocen los detalles de dicha conversación. Sin embargo, el objetivo de Putin era evidente: culpar a Ucrania de los problemas de Trump antes de las elecciones. Se llegó a insinuar que fueron los ucranianos, y no los rusos, quienes atacaron el servidor del Partido Demócrata. Luego, Andre Derkach, un legislador ruso-ucraniano, afirmó tener información. Trump envió a su abogado, Rudy Giuliani, a reunirse con él. Estaban tan desesperados por obtener información perjudicial que colaboraron con Derkach, quien era un agente ruso confirmado. Derkach también afirmó que el servidor de Clinton estaba en Ucrania y presentó documentos que involucraban a Joe Biden. Durante la administración Obama, Biden supervisó la política hacia Ucrania. Su hijo, Hunter, se unió al consejo de administración de una compañía de gas ucraniana. Posteriormente surgieron acusaciones de corrupción que favorecieron a Trump en su campaña de 2020. Giuliani difundió la historia de que el presidente ucraniano Zelenskyy ocultó pruebas del escándalo. Putin ridiculizó a Zelenskyy en varias ocasiones, lo que alimentó las sospechas sobre Ucrania. Muchos consideraron estas teorías confusas e infundadas. La llamada a Zelenskyy y el juicio político Durante una llamada, Trump le pidió un "favor" a Zelenskyy. Lo amenazó con retener la ayuda militar a Ucrania a menos que Zelenskyy le proporcionara el servidor y otra información. Tras la llamada, Trump congeló 400 millones de dólares en ayuda militar para Ucrania. Zelenskyy necesitaba urgentemente este apoyo frente a Rusia. Se filtró el contenido de la llamada. Los demócratas exigieron un juicio político. Trump perdió ante Biden en 2020, lo que también supuso una derrota para Putin. Sin embargo, la división política interna de Estados Unidos lo benefició. Invasión de Ucrania y perspectivas futuras Muchos creen que las acciones de Trump durante su presidencia no ayudaron a Ucrania a resistir la presión rusa. Algunos argumentan que esto, en última instancia, condujo a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero de 2022. Rusia subestimó la fuerza y ​​la resistencia de Ucrania, apoyadas por armamento estadounidense. Una victoria rápida para Rusia se convirtió en un largo conflicto. A medida que Estados Unidos se acerca a las elecciones de 2024, resurgen las dudas sobre una posible injerencia rusa. Putin parece favorecer a Trump. Muchos creen que la personalidad de Trump, descrita como manipuladora, con un gran ego y admiración por los líderes autoritarios, lo convierte en el candidato ideal para Putin. Ya sea que esté dispuesto a ser chantajeado o simplemente le sea útil, algunos temen que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca representaría una victoria para Putin.