La crisis de los misiles cubanos: más allá del triunfo de JFK - El acuerdo secreto que evitó la guerra nuclear

DAVID RAUDALES
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En octubre de 1962, el mundo se tambaleaba al borde de una guerra nuclear. Ambos bandos tenían misiles listos, y un paso en falso podía acabar con todo. La mayoría atribuye la serenidad de John F. Kennedy a la recuperación. ¿Pero fue solo él? Piensen en esto: los misiles soviéticos en Cuba acapararon los titulares, pero los estadounidenses en Turquía se adelantaron, provocando el problema. Esta crisis surgió de las tensiones de la Guerra Fría, como las fallidas conversaciones de Viena en junio de 1961 y las disputas por Berlín. Profundicemos en lo que realmente sucedió, más allá de los relatos heroicos.

Las provocaciones: misiles en ambas puertas

La tensión se desbordó mucho antes de esos 13 tensos días. Ambas superpotencias lanzaron amenazas nucleares cerca de sus hogares. Estados Unidos atacó primero, y luego los soviéticos contraatacaron con fuerza.

Capacidad de primer ataque de EE. UU.: Los misiles Júpiter en Turquía

En el otoño de 1961, Estados Unidos estacionó 15 misiles Júpiter cerca de Esmirna, Turquía. Estos misiles podían llegar a Moscú en tan solo 10 minutos. Cada uno llevaba una ojiva 100 veces más potente que la bomba de Hiroshima.

Nikita Jruschov lo tomó como una bofetada. Los soviéticos se sintieron acorralados. En aquel momento, Estados Unidos contaba con más de 24.000 ojivas nucleares. ¿La URSS? Solo unas 2.500. Esa diferencia convirtió el despliegue turco en un auténtico golpe bajo.

Jruschov no podía dejarlo pasar. Necesitaba una manera de igualar el marcador.

La cuestión cubana: el cambio de régimen y el fiasco de Bahía de Cochinos

Cuba se convirtió en un foco de tensión tras la llegada de Fidel Castro al poder en 1959. Se acercó a los soviéticos, lo que intimidó a Kennedy. A JFK le preocupaba que el éxito de Castro provocara imitadores en toda Latinoamérica.

Presionó con fuerza para derrocar el régimen. En abril de 1961, exiliados cubanos entrenados por la CIA atacaron las playas de Bahía de Cochinos. Fue un fracaso rotundo. Más de 1300 personas murieron, resultaron heridas o fueron capturadas en cuestión de días.

Jruschov respondió con una promesa: ayudaría a Cuba a combatir cualquier ataque. Esa promesa encendió la mecha.

Kennedy didn't quit. He kicked off Operation Mongoose late in 1961. It had 400 agents and a $50 million budget from Miami. They ran sabotage, spread lies, and even plotted to kill Castro—think poisoned cigars or fake U.S. attacks to justify invasion.

Khrushchev's Calculated Response: Operation Anadyr

Khrushchev cooked up a bold plan. He told his defense chief about sticking a "hedgehog" in America's pants. That meant nuclear missiles in Cuba.

It served two goals. Protect Castro from U.S. plots. And mirror those Jupiter missiles right back at them.

Castro said yes but wanted it out in the open. Khrushchev insisted on secrets to avoid a fight. In June 1962, he sold the idea to his team. They feared a U.S. invasion loomed.

Operation Anadyr rolled out. It shipped over 50,000 troops, 40 long-range missiles, 80 tactical warheads, and top air defenses. Cargo hid on 85 freighters from Baltic, Black, and Arctic seas.

Captains got sealed orders only at sea. Submarines with nukes joined too. Secrecy ruled everything.

Discovery and Escalation: The 13 Days Begin

The U.S. sniffed trouble early, but many blew it off. Warnings piled up, then proof hit like a bomb. Leaders scrambled as the clock ticked.

CIA Warnings Ignored: The Honeymoon Cables

John McCone, fresh CIA boss after the Bay of Pigs mess, spotted odd Soviet ships in July 1962. By August 10, he warned Kennedy: nukes might be coming to Cuba.

Most ignored him. Kennedy thought only defenses, no big threat. McCone kept pushing from his French honeymoon. He sent "honeymoon cables" saying offensive missiles seemed likely.

His own analysts disagreed. A CIA report called it unlikely. Back home, McCone fumed. Flights over Cuba had stopped. On October 9, he got recon back on track.

The U-2 Confirmation: Evidence Becomes Undeniable

October 14, a U-2 spy plane flew from Florida. It snapped 928 photos over Cuba. Experts saw clear launch sites for missiles that could hit the U.S.

Next day, October 16, McGeorge Bundy told Kennedy. The president flipped. He called Khrushchev a gangster and liar. Intel had failed, except for McCone.

The balance didn't shift much—Soviets could already reach America. But these gave Castro strike power. Plus, it hinted at Berlin trouble. West Berlin's safety hung on U.S. nukes. No strong reply might greenlight Soviet moves there.

Kennedy called in EXCOMM that day. Top folks like LBJ, McNamara, Rusk, and Bobby Kennedy joined. They taped talks in secret.

Forming the EXCOMM: Deliberating on Destruction

EXCOMM hashed out options. Most wanted to smash Soviet sites. Kennedy leaned toward a quick strike. McNamara pushed bigger hits on airfields.

The military eyed full invasion to boot Castro. They weighed risks: Soviet backlash from Berlin to Korea. One voice noted, "No one could foresee the outcome."

Talks dragged without a call. Midterms loomed, so Kennedy hit rallies October 17. He kept the crisis quiet. Crowds heard job talk, not nukes.

La cuarentena y la cuerda floja

Kennedy optó por un camino intermedio. Sin bombas, pero con una escala naval. El mundo contuvo la respiración mientras las conversaciones se desviaban y se acumulaban los riesgos.

La decisión de Kennedy: Se anuncia el bloqueo naval

Para el 20 y 21 de octubre, Kennedy optó por una "cuarentena", una palabra elegante para referirse a un bloqueo. Detuvo las armas ofensivas sin una guerra total. El EXCOMM la consideró un lento ascenso hacia el control.

Siete días después de las fotos, la vida continuó con normalidad. Pero el 22 de octubre, Kennedy salió en vivo por televisión. Reveló los sitios y exigió la retirada.

Advirtió sobre la cuarentena al mediodía, hora del este, del 24 de octubre. Los barcos regresarían si se cargaban incorrectamente. «El precio de la libertad siempre es alto», dijo. El mundo entró en pánico: los estantes se vaciaron, los refugios se prepararon.

Se adelantó a la OTAN a través de Dean Rusk. Entregó al embajador soviético Dobrynin la copia del discurso una hora antes. Jruschov puso en alerta a las fuerzas orientales.

El engaño diplomático: las dos cartas de Jruschov

Jruschov respondió el 23 de octubre. Lo calificó de violación de la ONU y de mera defensa armamentística. Esperaba que no se tomaran medidas "catastróficas".

Los buques estadounidenses zarparon. El DEFCON bajó a 2: armas nucleares en todo el mundo. Familias huyeron de Guantánamo.

Jruschov se mostró tranquilo en el Bolshoi. Pero ordenó el regreso de algunos buques nucleares el 24 de octubre. Otros siguieron adelante, como el petrolero Bucarest. EE. UU. los persiguió, los abordó; encontraron solo combustible y los dejaron ir.

En la ONU, Adlai Stevenson interrogó al enviado soviético Zorin. "¿Sí o no?". Las fotos mostraban las almohadillas completamente limpias. Zorin esquivó la situación.

Jruschov consideró un acuerdo el 25 de octubre. Retira los misiles a cambio de una promesa de no invasión. La primera carta llegó el 26 de octubre: emotiva, temiendo el holocausto.

El segundo llegó esa noche, formal. Añadió que Turquía lanzó misiles. Transmitido por Radio Moscú.

Momentos casi bélicos: Incidentes del 27 de octubre

El 27 de octubre puso a prueba los nervios. Un U-2 se desvió hacia el aire soviético sobre el Ártico. Los cazas lo persiguieron; Estados Unidos envió aviones de combate armados. El piloto escapó, pero Kennedy maldijo el desliz.

Horas después, un U-2 sobre Cuba fue derribado. El piloto Rudolf Anderson murió. Moscú no lo había ordenado. Castro le rogó a Jruschov un ataque nuclear, y fue derribado.

Los submarinos también acechaban. EE. UU. los cazaba. El B-59 se sumergió en un infierno caluroso y sin aire: 40 °C, bajo nivel de oxígeno. Las cargas de profundidad retumbaron. El capitán observó el lanzamiento de un torpedo de 5 kilotones.

Vasili Arkhipov dijo que no. Surgió un rumor. La guerra se evadió por un voto.

Estos temores clamaban por la paz. Ambos bandos sabían que una sola chispa podría quemarlo todo.

La resolución secreta: intercambiar misiles en la oscuridad

Las conversaciones se volvieron furtivas. Las palabras públicas ocultaron transacciones privadas. Un gesto discreto salvó el día.

La estrategia del "tranvía": aceptar el acuerdo tácito

Kennedy eligió públicamente la primera letra: nada de invasión para el retiro de misiles. Pero también consideró la segunda. El comercio con Turquía tenía sentido; simetría.

Los asesores se resistieron. La OTAN se enfurecería. Kennedy planeó un retraso de 4 a 5 meses, con procedimientos para culpar a los demás.

Bobby Kennedy se reunió con Dobrynin la noche del 27 de octubre. Le dio la línea de la Casa Blanca para una respuesta rápida. Khrushchev recibió el visto bueno, estupefacto. Aprobó el primer acuerdo, omitiendo las conversaciones sobre Turquía.

Resolución y alivio: 28 de octubre y consecuencias inmediatas

El 28 de octubre, Radio Moscú anunció la retirada por el compromiso de no invadir. Crisis resuelta. Washington aplaudió a las 9:00.

Los asesores le dieron palmaditas en la espalda a Kennedy. Los militares se quejaron: «Engañados», dijo el almirante Anderson. Querían atacar Cuba.

El mundo vio ganar a JFK. Una línea directa conectó a Washington D. C. con Moscú. Se firmaron tratados nucleares. Rusk y Jruschov se conocieron en 1963, e incluso jugaron bádminton.

Pero Castro se enfureció al principio, luego se reconcilió. Cuba se mantiene en pie hoy. Estados Unidos negó cualquier vínculo con Turquía en las audiencias de 1963. El secreto se mantuvo hasta 1987.

Conclusión: Legado, mito y verdades descubiertas

La Crisis de los Misiles de Cuba terminó con alivio. JFK se llevó la gloria, forzando la retirada soviética. Sin embargo, Jruschov logró su objetivo: Cuba a salvo de una invasión.

Este desastre surgió de las presiones estadounidenses: Bahía de Cochinos, los complots de Mangosta. ¿La verdadera salvación? Ese intercambio oculto de Turquía. Demostró el poder de la diplomacia sobre las bombas.

Recuerda, los mitos esconden duras verdades. La próxima vez que escuches historias sobre la Guerra Fría, pregúntate qué se omitió. Comparte tu opinión a continuación: ¿qué pasaría si esas situaciones tan difíciles hubieran salido mal?