Con apenas 36 años de edad y cinco meses como presidente de Ecuador, Daniel Noboa ha logrado legitimar en las urnas su audaz política de seguridad para un país que atraviesa una grave crisis de violencia.
La consulta popular del domingo en Ecuador arrojó una aprobación clara a medidas impulsadas por Noboa como el uso de militares en tareas de seguridad interior o el aumento de penas para ciertos delitos.
Pero entre las 11 preguntas que se sometieron a votación había dos iniciativas del gobierno en temas ajenos a la seguridad que fueron rechazadas: una para flexibilizar el mercado laboral y otra sobre la solución de disputas comerciales.
El politólogo ecuatoriano Pablo Medina, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, cree que estos resultados podrían abrir nuevos retos para Noboa y su declarada intención de ser reelecto en 2025.
“¿Cómo va a mantener (Noboa) su popularidad estos 10 meses? Mi hipótesis es que lo va a hacer a golpes de efecto mediático. Así lo ha hecho hasta ahora”, dice Medina en una entrevista con BBC Mundo.
¿Qué es lo más importante del resultado de la consulta popular del domingo en Ecuador?
Hay dos elementos importantes. Uno es que de alguna forma la política de seguridad planteada por el presidente Noboa ha sido refrendada por la ciudadanía.
El segundo elemento importante es que aquellas preguntas que no tenían que ver con seguridad fueron negadas por la ciudadanía.
Entonces es un apoyo al presidente y su política de seguridad; no en otros temas, quizás también porque no se ha visto necesariamente hacia dónde va.
¿Habrá algún cambio significativo de rumbo en materia de seguridad en Ecuador a partir de este resultado?
Va a haber continuidad en cosas como el uso de las fuerzas armadas para contribuir a la seguridad interna.
Pero algunas medidas específicas pueden traer ciertos cambios. Una es la autorización para extraditar ecuatorianos, que puede servir como disuasor para las cabezas de grupos de narcotraficantes o de crimen organizado requeridas por otros países, específicamente Estados Unidos, con un sistema judicial más duro o efectivo que el ecuatoriano.
Otra quizás sea la transferencia automática de armamento incautado a estas organizaciones para las fuerzas de seguridad ecuatorianas, que dada la crisis financiera que sufre el gobierno puede ser un alivio.
Y otras pueden tener un efecto paradójico, como el aumento de penas y la condición de que en ciertos crímenes los delincuentes no tengan mecanismos para salir antes de cumplir la pena.
El problema es que en Ecuador los delincuentes rara vez terminan tras las rejas. Por lo tanto, que aumente la pena no es un disuasor. Pero suponiendo que lo sea, implica una presión adicional para el sistema de rehabilitación social, que es un problema ya que no está bajo el completo control del Estado, como muestran las masacres (en las cárceles) de los últimos años.
El presidente Noboa dijo que tendrá “más herramientas para luchar contra la delincuencia”. ¿Era necesario llevar a consulta popular estos temas?
La mayor parte de los temas planteados por el presidente podían haber sido aprobados por la vía legislativa normal.
El problema es que el presidente tiene una minoría en el Parlamento. Y, a partir de la invasión de fuerzas armadas y de policía nacional a la embajada de México para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, que estaba asilado allí, se rompió toda relación política con una de las fuerzas políticas más importantes del país, la del expresidente Rafael Correa. Y con ello su capacidad de pasar leyes por el Parlamento ha disminuido.
En todo caso, la ventaja que le da el referéndum es que es una orden para que presente proyectos de ley y la Asamblea Nacional los trate. Tendremos que ver los resultados.
¿Tiene sustento la idea de que Noboa está practicando un “populismo penal” con estas medidas, como sostienen algunos de sus críticos?
En algunos casos sí. El tema del aumento de las penas claramente es populismo penal.
En Ecuador nuestra ley penal tiene 10 años y ha tenido alrededor de 70 iniciativas de modificación. Al menos 20 se han concretado y la mayoría tienen que ver con un aumento de penas. Claramente eso no nos ha dado más seguridad.
Dos propuestas del gobierno que fueron rechazadas por los votantes: una para legalizar los contratos de trabajo a plazo fijo y por horas, y otra para reconocer el arbitraje internacional en controversias de inversión o comercio. ¿Esto supone que la oposición mantiene su fuerza y los ecuatorianos no están dispuestos a darle un cheque en blanco a Noboa en temas económicos?
Creo que ese es el caso. Lo que vemos es un triunfo parcial del presidente, que fue electo para terminar el período anterior. Noboa decide que en esos 18 meses su principal foco de acción iba a ser el tema de seguridad, el que más aqueja a los ciudadanos. Aplica la declaratoria de conflicto armado interno y saca las fuerzas armadas a las calles. Sobre eso recibe el apoyo de la ciudadanía y podríamos decir que es un triunfo para el gobierno.