Otro genio de Silicon Valley
Samuel H. Altman aprendió a programar y a desarmar una de las primeras computadoras de Apple, la Macintosh, cuando tenía 8 años, según contó en una entrevista con The New Yorker.
Ingresó a la Universidad de Stanford (en California, EE.UU.) para estudiar informática, pero no terminó la carrera.
Junto a unos amigos decidieron dedicarse por completo a desarrollar su primera idea, Loopt, una aplicación para compartir la ubicación con otras personas. Era 2005, mucho antes de que existiera WhatsApp y cuando nacía Facebook.
Altman ayudó a fundar OpenAI en 2015.
Loopt no tuvo mayor trascendencia, pero sí sirvió de trampolín para lanzar la carrera de Altman como empresario y le abrió las puertas al mundo de las grandes inversiones tecnológicas.
Una de las compañías que apoyó a Loopt en sus inicios fue Y Combinator (YC), una de las más prestigiosas y exitosas aceleradoras de startups que invirtió en innovaciones como Airbnb y DropBox.
Altman vendió su primer proyecto por más de US$40 millones, lo que le permitió expandir sus áreas de interés e invertir en varias ideas bajo el paraguas de YC, que llegó a presidir entre 2014 y 2019.
Altman fue interrogado en el Congreso de EE.UU. sobre el enfoque de OpenAI sobre la IA.
Fue en ese período en el que junto con Elon Musk creó OpenAI, una compañía que le permitió sumergirse en un mundo que le generaba fascinación y temor por igual: el de la inteligencia artificial.
Aunque Elon Musk se desligó de la empresa, sigue invirtiendo en iniciativas de inteligencia artificial.
El propio Altman ha expresado en público sus temores sobre las consecuencias que la IA puede tener sobre los humanos.
Esta temática fue abordada en el Congreso de EE.UU., donde Altman ofreció su testimonio en mayo de este año.
Testificó ante un comité sobre privacidad y tecnología del Senado que lo interrogó sobre cómo funciona ChatGPT y qué ventajas y riesgos plantea la IA.