Todo lo que hay que saber sobre el pollo clorado que consumimos (y que algunos países prohíben)

DAVID FERNANDO RAUDALES
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El pollo clorado o sin clorar debe cocinarse muy bien (Foto:Getty)
El pollo clorado o sin clorar debe cocinarse muy bien (Foto:Getty)

La idea de que el pollo que comemos ha sido sumergido en cloro antes de que llegara a nuestras mesas no es agradable, pero esta es una práctica común en países como Estados Unidos, México o Brasil donde este baño se usa para matar las bacterias que puedan tener las aves antes de ponerlas en venta.

El método se conoce formalmente con el nombre de Tratamiento de Reducción de Patógenos. Se aplica en granjas industriales y consiste en introducir las aves de corral, una vez muertas y desplumadas, en bateas de agua clorada para eliminar microorganismos como la E.coli o la Salmonella, que son unas bacterias muy conocidas por ser causantes de serias infecciones asociadas a la comida.

Los defensores de la cloración del pollo dicen que se trata de un sistema seguro, que no le hace daño a los consumidores y que solo daña los gérmenes, pero los que están en contra de esta práctica señalan que esta es una técnica usada por los que no cuidaron la higiene a lo largo de la cadena de producción y por eso, en la etapa final previa a la venta, le dieron un baño químico express.

La balanza varía según los intereses y lo que sí queda claro es que un pollo clorado es mucho más económico que aquel que ha sido alejado de los microorganismos a lo largo de la crianza.

Por orden de volumen enviado, los 10 países a los que Estados Unidos exporta la mayor cantidad de productos avícolas son: México, China, Canadá, Cuba, Guatemala, Taiwán, Filipinas, Angola, Colombia y Haití.

De acuerdo con el Departamento de Agricultura estadounidense, México es el país que más ha demandado sus productos avícolas, incluso en el año 2021 cuando el producto subió considerablemente de precio y el poder adquisitivo del consumidor se había deteriorado en medio de la crisis por la pandemia de COVID-19.

Un disfraz de super pollo

El pollo clorado ha pasado por laboratorios que han dado fe de su limpieza. Sin embargo, hay otros análisis que aseguran que este baño de desinfectantes solo los viste con una especie de disfraz que aparenta mantener los gérmenes alejados pero que en realidad se trata de una capa superficial.

Se estima que una persona debería comer una cantidad de pollo clorado equivalente al 5 % de su propio peso para que su cuerpo sienta algún efecto negativo proveniente del desinfectante.